martes, 30 de diciembre de 2008

No hago otra cosa que pensar en ti

(Letra choreada de Joan Manuel Serrat en perjuicio propio)

No hago otra cosa que pensar en ti...
Por halagarte y para que lo sepas
tomé el teclado negro y esparcí
las letras de tu amor sobre la mesa.

Buscaba inspiración y me perdí
en un montón de palabras gastadas
No hago otra cosa que pensar en ti
y no se me ocurre nada.

Enciendo un cigarrillo, y otro más...
Alguna vez dejare de plantearme
muy seriamente dejar de fumar
ahora aumentan y no podre comprarme...

Busqué, mirando al cielo, inspiración
y me quedé "colgao" en las alturas.
Por cierto, el pecho me quedo muy mal
con tu blanca dentadura.

Miré por la ventana y me fugué
con una mina que tenia flor de tetas.
Me distrajo una vecina que también
no hacía más que rascarse la cajeta.

No hago otra cosa que pensar en ti...
Nada me gusta más que ver tus fotos
por eso tardaran tanto las muzzas que pedí
Se habrán quedado sin las motos

Entre tanta porquería que tomé
el 25 un recuerdo se repetía
tus ojitos vivos observandome
mientras el calor nos consumía

Enciendo un cigarrillo, y dale que va...
Los fumo como a los de chocolate
Alguna vez por fin dejare de fumar
Espero que sea antes que me mate...

Y aquel cielo que me daba inspiración
Lo único que me da ahora es lluvia.
Y se me estremece cada vez el corazón
Cuando te recuerdo, rubia.

Miré por la ventana y lo que vi
hizo que el chicle me tragara.
como un reflejo en el vidrio percibí
tu cuerpo desnudo sin tu cara.

No hago otra cosa que pensar en ti
Si llego tarde no es por desatento
Por quedarme un rato mas aquí
Es que me atacó el transito lento.

viernes, 26 de diciembre de 2008

Resabios y Resacas


Papa Noel, me garcaste mal...



Esperaba con ansias a la medianoche, esa fellatio que te pedí como regalo.



¡¡¡Gordo hijo de puta!!!


¿¿¿No me podias prestar ni una sola???

martes, 23 de diciembre de 2008

Una pequeña historia de mar

El regalo salvaje para las fiestas que se vienen

Hace muchos, muchos años, estaba de vacaciones cerca de Pinamar, con una novia (precisamente, la que luego fue empuñada).

Mi mejor amigo, siempre pasó las vacaciones en Mar de Ajó, ya que había nacido ahí, los padres eran de ahí, y los abuelos tambien. Tenían casa, así que, era su destino usual para el verano entero.

Entre Mar de Ajó y Pinamar funcionaba una línea de colectivos, que creo que se llamaba olamar, o algún nombre pedorro por el estilo.

Aquella tarde había empezado mal. Nos volvimos temprano de la playa, para poder coger tranquilos. Los viejos me miraban siempre con cara de orto, y aquel día no seria la excepción.

Cuando llegaron a la casa, cerca de las 6, la madre nos encaró y nos dijo de todo. Y eso que nos encontró lavando los platos. No quiero imaginarme si volvían 5 minutos antes, y la encontraban a ella chupándome la pija en el patio de atrás de la casa, a la vista de todos los vecinos!

Como la cosa pintaba para quilombo, nos fuimos a verlo a mi amigo. Llegamos allá, boludeamos un rato largo, y cerca de la medianoche, averiguamos cuando salía el próximo olamar a Pinamar.

A la 1:30 Hs. Faltaba mucho. Salimos a boludear por ahí, y como es normal en los pendejos, nos empezamos a pelear con mi novia, por alguna boludez sin sentido... y en ese momento, me encuentro a una ex compañera de colegio, una morocha hermosa, alta, culona, muy tetona, pelo largo de bucles, ojos marrones, bien profundos, y una cara de puta que me enloquecía.

Se llama Julieta, y para mi desgracia, Julieta se la había cogido mi hermano hacia un tiempo. Me ganó de mano. Apenas me vio, vino, me abrazó, y se alejo un poquito, sin soltarme. Me miraba a los ojos, me preguntaba donde estaba parando... y se muy bien que por dentro estaba ardiendo en ganas de cogerme.

"¡Justo ahora apareces!" pensé yo. "¡Justo ahora te morís por cogerme!".

Y entonces, le dije muy cariñoso, sabiendo que iba a causar la ira en mi compañerita:

- Juuuliii... no sabes la alegría que me da encontrarte
- Che, ¿tu hermano también esta de vacaciones acá?
- No negrita... el estaba laburando. Pero... ¡que lindo verte!
- Si... de verdad!. Che, mañana vení a buscarme y vamos a bailar a...
- ¡PERDON! - dijo mi novia - ¿no nos vas a presentar?
- Si... - dije con cara de "Y bueh, es lo que hay"

Julieta se rió con ganas. Sabía que estábamos jugando a enfurecer a la novia.

- Julieta fue compañera mía de colegio en el...
- Ah! - Bufó mi novia
- Juli, ella es mi novia Mariana, Mariana... ella es Julieta.

Le dije a Julieta que tenía planes para la proxima noche. Ella supo que mi único plan en ese momento era violarla en la playa, bajo el muelle, hasta caer muertos. Le mentí, y ella lo supo.

- No importa Diegui - me dijo con excesivo cariño - ya se va a dar...

Mi novia me agarró con furia el brazo, diciéndome que nos perdíamos el colectivo. Saludé a Julieta (mi novia no quiso hacerlo), ella me apoyó una mano en el hombro y hubo un roce mínimo de labios. Caliente, es decir poco. Me fuí en llamas.

Nos fuimos para la terminal con la enfurecida. Me tuve que aguantar la cara de orto, pero por dentro, yo sabía que estaba unos 300 escalones mas arriba que ella.

Subimos al micro en completo silencio. Había unas 8 personas desparramadas en los asientos. Nos sentamos en un asiento doble, yo en la ventanilla. Cuando el micro arrancó, y salió a la ruta, apagó todas las luces, quedando completamente a oscuras. Y de pronto, sentí su mano, desabotonándome el pantalón. Su actitud empezaba a suavizarse.

- Puta - le dije suavecito
- Dejame chupártela
- ¿y pensás que lo harías mejor que Julieta? - le dije con ironía
- Esa atorranta no va a tenerte – dijo furiosa, y me reí.

Sacó mi pija del pantalón, que ya estaba preparada para lo que se venía. Durante 45 kilómetros estuvo lamiéndome, chupándome, mordiéndome, pajeándome, escupiéndome.

Cuando sentía mi acabada inminente, mas se metía mi adolorida pija en la boca, haciéndome acabar casi en su garganta. Y seguía, lamiendo, acariciando, hasta que lograba volver a endurecerla.Acabe dos veces así, una más dolorosa que otra. Ante la atónita (y oculta por la oscuridad) mirada de los pocos pasajeros que a esa hora, volvían a Pinamar.

Bajamos del micro, en realidad, tuvo que ayudarme a bajar, y de ahí, nos quedaban unas cuantas cuadras por calles de arena para llegar a la casa. Yo no podía más. Las piernas no me respondían bien.

- Andá... decile a la putita esa que te haga lo mismo - me dijo
- Estaba pensando precisamente en eso - le conteste.

No volvimos a hablar en lo que restaba de la noche. Ella no sabía, aunque tal vez imaginaba, que la que me había hecho estallar así, en el colectivo, había sido Julieta.

lunes, 22 de diciembre de 2008

Desubicado como un pie en un guante

Si, ya sé. Se dice "como chupete en el culo" pero no daba para título.
Esta nota está desubicada entre tanto garchar y poesía de quinta. De quinta de tomates. Vamos...

Esta navidad que viene, es una oportunidad mas (yo creo que Dios ya se cansó de darlas, pero nunca está demás tener esperanza) para creer.

Creer en que el amor puede volver a nacer en el corazón. Creer en que los pequeños cambios diarios que hacemos tendrán una repercusión en el tiempo y el espacio. Creer en la bondad, en la honestidad. Pero por sobre todo, creer.

Cristo, Gautama, o Buda los amigos, el Dalai Lama, los profetas, el gato salvaje... cualquiera sea la fé que profesemos, hay un día al año en que nos planteamos nuestra propia existencia, y queremos creer. Rabiosamente buscamos un motivo, una señal. Necesitamos creer en algo para seguir adelante.

Esta navidad, busquemos ese motivo antes de emborracharnos cual cuba de bar de marineros irlandeses. Busquemos eso que nos mueve a seguir adelante. Busquen, analicen, reflexionen, y encuentrenlo antes que sea tarde.

Eso sí, cuando lo encuentren, se me emborrachan bien bien hasta las tuercas.

Porque si en las fiestas falta el sexo furtivo de borrachines con cuñados/as y/o vecinas/os, y alguna que otra fellatio mientras miramos los fuegos artificiales en el patio, bueno, no sería fiesta despues de todo. Y si no estamos lo bastante ebrios para hacerlo, no arriesgaríamos ni locos la integridad física.


Aqui, un poemita al paso para cantar mientras bebemos y le miramos el culo a la suegra (o el bulto al vecino).

Borracho navideño

Botella de sidra en mano, petardo en los bolsillos
Va el borrachín caminando, gritando como tero
Grita, canta, y luego bebe
Y tira cuete en los pasillos
Y hasta tarde anda suelto, escapando al patrullero
Llega a casa y se entera que perdió los calzoncillos

El lechón frío fue una hermosa bomba nuclear
Se mezclo con el tinto vino y la cerveza maula
Un cuñado idiota abrió a las doce el champán
Y al tragar hubo reunión de burbuja y choripan
No alcanzaban los baños en aquella loca jaula
Que después nadie iba a querer limpiar

Y al acostarse la inevitable, y siempre cruel calesita
El techo que gira mas rápido que el ventilador
Cierra y abre los ojos el otrora cruel empalador
Y se pone de costado, y se arrepiente el bebedor
Y jura que nunca mas lo hará, arrepentido pecador
El 25 de diciembre a las seis, se incorpora y vomita

Quilombo familiar, caras de orto, asco y cañitas
Los chicos buscan cuetes que anoche no explotaron
Los familiares se fueron, a otras casas dormidas
Y entre rusa fría, chancho turro y demás comidas
De esa navidad, solo los malos recuerdos quedaron
Y de las flores de promesas, solo quedan las marchitas.

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Sexo, mucho sexo, y orgias

El sexo y el chocolate se aman.
El sexo y el tabaco, también se aman.
El sexo y la noche se aman.
El sexo de noche con chocolate y tabaco incluidos es una orgía, en la cual me encanta participar.

******************

El sexo y el fútbol no se pueden ni ver, pero aprenden a compartir el tiempo.
El sexo y la radio AM desconocen su mutua existencia.
El sexo y el timbre se odian a muerte.
El sexo y el teléfono son como la materia y la antimateria.

*******************

El sexo y las caricias son el cielo en la tierra.


Te invito a una orgía en el cielo.

lunes, 15 de diciembre de 2008

Me pregunto

¿¿¿Porque carajos nos estamos dejando robar la dignidad???

Me dijeron una vez: "Acá en este país, el que labura es indigno"

Que indignante. No me gusta que me mientan, y menos una banda liderada por una mentirosa y un tuerto.

Ya lo dijo Arlt: "Cuidate de los señalados de Dios!"

viernes, 12 de diciembre de 2008

Episodio II - La heladeria

Frente a la plaza de Caseros, frente a los puestos de libros usados, había hace muchísimos años una heladería. Yo iba a esa plaza muy de vez en cuando (cosa que se revertiría años después), y esa tarde, el calor arreciaba.

Me crucé entonces, con mis calientes 19 años, a buscar algo que me refresque, y entré a la heladería. Una cuarentona hermosa, rubia del estilo "ex morocha", con una pollera blanca de jean, excesivamente corta. Cubría decentemente una cola aparentemente firme. Mientras me fijaba en eso, esperaba que me atendiera, porque había otro cliente antes.

Este le pidió vaya uno a saber que sabores, y la heladera se agachó mas de la cuenta, a un balde medio vacío a buscarlos.

El detalle, es que la pared de atrás estaba COMPLETAMENTE ESPEJADA. Del piso al techo, y a lo largo de todo el pequeño local, un espejo pulido e impecable.

Apareció entonces, para mi total asombro (y el del otro cliente también), una tanga blanca perlada, envolviendo un empanadon increíble. Una visión del cielo, la tierra, el infierno y la perdición del alma juntas. Ahí estaba la veterana dueña mostrándonos lo mejor de la heladería. De todas las heladerias de la zona, tal vez del país, del mundo.

La base de la cola, muy firme, tostada por el sol, de formas perfectas. No hubo medias, ni nada que turbara esa imagen inolvidable. Hasta aparecieron algunos tímidos vellos escapando de la trusa.

El otro cliente, vió lo mismo que yo, y se dió cuenta varios segundos después, que no estaba solo. Lentamente, como en una película, fuimos dando vuelta la cara al mismo tiempo para mirarnos.

Con los ojos nos preguntamos si habíamos visto lo que habíamos visto. Si, efectivamente. Habíamos visto lo mejor del lugar. Y al instante se selló un acuerdo tácito de silencio entre nosotros.

El otro cliente agarró el helado y se fué. Y entonces, rubia-con-culo-perfecto-y-concha-abultada-e-inolvidable, me preguntó que quería.

No tengo idea que respondí. La visión anterior me seguía hostigando. Supongo que balbucee un par de sabores que ni siquiera me interesaban. Ella, se agachó nuevamente, pero esta vez estábamos solos.

Me quedé mirando ese espejo, apoyado con los codos en el mostrador.

- No se si haga bien en decírtelo... pero... - le señalé el espejo
- ¿Que tiene?
- Es que... bueno...

Miró al espejo, y a mí, repitiendo esa secuencia varias veces.

- Es que cuando te agachás a buscar el helado... bueno...

Se puso seria, me miró, y me dijo con sarcasmo:

- Bueno, espero que lo hayas disfrutado...
- No... es que... bueno, si, mucho, pero no era mi intención...
- Pensá en ella cuando llegués a tu casa - me dijo cruelmente

Sonreí con vergüenza, agarré mi helado, y salí corriendo de ahí. Derecho a casa. A llamar a una vieja amiga...

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Bitacora de vuelo - Episodio I - La laneria.

Respondiendo a los pedidos desesperados de los lectores, publico la primera de las historias. Se medirá la repercusión del mismo para saber si merece continuidad.

La lanería

Había en mi barrio una señora, digamos, grande para mi, y bonita. Yo tendría 22 años. Ella rondaría los 40. Tenía un local de venta de lanas.

Cada vez que pasaba, me daban ganas de entrar, aunque sea para verla y salir corriendo. Pero, ¿con que excusa entraba? Era tan difícil el acceso para mí, como el de un manco a un negocio donde venden solo guantes. ¿Para que querría yo lana?

Cierto día, llegó la oportunidad. Mi vieja andaba desarmando pulóveres viejos para recuperar la lana.

- Vieja, dejate de joder, decime que lana necesitas y te la compro
- Pero no... es para no tirarla, me da lástima
- Dale ma, decime que lana necesitas…
- No necesito...
- Ma, me gusta la de la lanería, y es la única vez que tengo una excusa para ir
- Comprame cuatro madejas de rústica.

Salí para la lanería, con ánimos de ver a la veterana que me provocaba tantas pajas al día, y tantas puteadas de mi viejo en la puerta del baño, donde me encerraba horas.

Cuando llegué ahí estaba ella. Se llamaba Mara.

Lo sabía porque me lo había chusmeado la almacenera. Estaba atrás del mostrador, con sus tetas chiquitas, enfundadas en una camisa entre dorada y marrón oscuro, una pollera entallada color camel (para mi siempre va a ser marrón claro) que le apretaba un poco la cola, hermosa, paradita. Siempre me había gustado la cola de Mara.

- ¿Que andabas buscando? - me preguntó
- Buscaba a Mara - le dije - porque me dijeron que tenia lindos ojos

Mara sonrió tímidamente, y entonces lo supe. Había llegado bien profundo.

- Tendrás por casualidad lana rústica?
- Me parece que hay algo que entró ayer, y todavía no lo pude desembalar
- ¿Color natural?
- Si. Es el único que traen en rústica. Pasá por acá y te muestro.

Me hizo pasar atrás del mostrador, y le vi las piernas. Medias de color "tostado" que para mí, son marron oscuro, y unas chatitas.

Las piernas, hermosas, bien cuidadas. Me hizo pasar por una puerta que había atrás del mostrador. Esta puerta daba a un pasillo largo y angosto, que pasaba por atrás del local del video club que estaba al lado, para desembocar en un pequeño depósito donde guardaban las cajas y bolsas que venían de la hilandería. La luz de este iluminaba apenas el pasillo.

Nunca llegamos al depósito.

A mitad del pasillo, me dí vuelta y me jugué la vida. Si me salía mal, quedaba encerrado en ese pasillo, a merced de vaya a saber quien. La adrenalina fluía por mí como lava por el Vesubio en erupción.

Ella venía con el envión, distraída, y la sorprendí mirándome el culo. Cuando levantó los ojos, me miró, y le comí la boca.

Reaccionó mal, claro, porque la sorprendí. Me alejó con sus manos instintivamente. Y supongo que entonces pensó en el marido. Me miró fijo, cerca de 2 segundos. Y arremetió con todo. Me besó de tal forma que pensé que iba a perder unos cuantos dientes en esa maniobra.

Cuando reaccioné, le agarré las tetas. Chiquitas, lindas, me entraban en las manos, los pezones estaban duros. No se resistió, no. Me agarró del culo, y me hizo apoyarle la pija dura en el abdomen. En medio del beso, suspiró. Y se dió vuelta.

Me miró sobre su espalda, sonriente, y se levantó la pollera. Tenia medias tres cuartos… casi me muero. Tenía tambien una bombachita que se perdía en la cola apenitas. Esa cola de piel suave con la que había soñado y bautizado en mis veladas de baño.

- Uno rápido - me dijo.

Y eso fue todo lo que se habló.

El pasillo no daba para mucha maniobra. Apenas si podía ella inclinarse un poco, y yo a duras penas pude sacar la billetera y el forro que había en ella.

Con los dientes y la mano derecha abrí el forro, mientras que con la izquierda le corría la bombacha. Me cubrí la pija, y Mara ya estaba hecha una furia.

Estaba muy mojada, así que la clavé rápido contra la pared. Ella se ponía en puntitas de pie, abierta, esperándome. Como me quedaba algo incomodo, la levanté de la cintura un poquito con las manos, y ahí se desató la tormenta.

Mi calentura de pendejo, y su calentura de matrimonio descuidado, se juntaron, y la cogí como nunca volví a hacerlo. Rápido, rapidísimo, nada de suavidad. Nada de tiempo.

Ella gemía despacito, entrecortado, mientras a través de la puerta apenas entreabierta se escuchaba a una clienta que decía "hola, hooolaaaa".

Acabé rapidísimo, menos de 5 minutos me llevó explotar adentro de su concha inflamada.

Ella lo estaba gozando mucho, y acabó segundos después de mí. Supongo que por la emoción, la aventura.

Mi corazón se escuchaba retumbar en el pasillo. Respiraba por la boca para no ahogarme.

Ella se acomodó la bombacha, se bajó la pollera, y salió a atender, sonriente, como si nada hubiera pasado.

Estuve cerca de una hora esperando la oportunidad para salir, donde no hubiera clientes del barrio que me pudieran incriminar.

Cuando no hubo nadie, abrió la puerta y me dijo:

- Salí ahora. No hay nadie.

No supe que decir, ni que hacer. Solo atiné a besarla, cortito, como un beso de despedida.

- Este es un secretito entre nosotros - me dijo
- Me gusta este secreto...
- A mi también, pero nació y murió acá.

Me fuí a casa. Derechito. Sin la lana, y sin la leche.

martes, 2 de diciembre de 2008

Probable nueva locura

Está en estudio la publicación de un nuevo lugar, que se llamará probablemente "El gato con pajotas", donde daré rienda suelta a mis recuerdos de alto voltaje erótico.

El tema es hacerlo con precaución y con las normas de seguridad correspondientes. No sea cosa que quede pegado.(1)

Os avisaré, y os daré acceso para que os deleitéis(2).

1.- Nótese el sutil chascarrillo de doble sentido. Me quemé el mate para hacerlo.
2.- Que difícil es escribir en español, la reconcha puta!

lunes, 1 de diciembre de 2008

La mas denostada de las santidades

La iglesia siempre condenó a la masturbación, por considerarla satánica, sucia, hereje, marxista e hincha de Boca Juniors.

Y siempre me pregunté como se puede condenar algo que se desconoce. O tal vez, nos engañan los señores sacerdotes. Tal vez no solo se masturban violentamente, sino que se masturban en sesiones multitudinarias, rodeando una arena, cual riña de gallos, mientras empuñan sus lancetas, viendo y apostando a ver quien llega mas lejos.

O tal vez, condenan lo que no conocen por miedo.

O tal vez, por una cuestión de imagen.

Tal vez por eso condenan el aborto, cuando es un caso poco conocido y corroborable, el hecho de que una excavación en los 70's en una avenida de cierta ciudad, dió por mala fortuna con un túnel entre dos entidades eclesiásticas, dejando al descubierto cientos de esqueletos de bebés recién nacidos.

Pero esto, no tiene el animo de descalificar cientos de años de ignorancia y persecución.

Esto tiene el objeto de elevar la obra invaluable que realiza la Santa Paja en la vida y miseria humana.

Alguna vez leí una de las calificaciones mas graciosas que ha recibido este deporte: Paja terapéutica.

Un muchacho justificaba su descarga alegando que debía hacerlo, para no tener una polución nocturna, y para mantener la salud de su aparato reproductor. La paja no necesita justificación. La paja es sana. Es parte del ser humano y su necesidad imperante de sentir placer, excacerbada por un modo de vida que no nos brinda mas que sensaciones desagradables a diario.

Paja terapéutica. Una mas, de las tantas justificaciones a la que nos empuja la sociedad siempre condenatoria del cuerpo humano.

A ella, nuestra amiga de toda la vida, dedicamos esta plegaria mientras empuñamos/frotamos nuestros sexos. Culminamos con el Sapucai "¡¡¡AHI VA LA BALAAA ZABALAAAAA!!!"

Oracion a la Santa Paja

Oh, divina paja, oh, divina gloria
Pelos en palma no me han crecido
En tu nombre la popular sabiduria
Asegura que no es habladuria
Y que muchos fieles han perecido
Una vez perdidas la vista, y la memoria

Desde pelos en las manos, la amenaza
De nuestros padres, las indicaciones
En desmedro van de tus virtudes
Mas no creemos semejantes cosas
Los que creemos en las grandiosas
Sensaciones, con las que sacudes
Desde aquellas tardes de vacaciones
En la pieza o en el fondo de la casa.

Viejas revistas, pensamientos olvidados
Recuerdos muertos, gente que quisimos
Todos te sustentan mientras revivimos
Tardes de aventuras y gritos ahogados

Y mientras tanto, ya de veteranos
Seguimos despuntando el viejo vicio
Por siempre agradeciendo tu servicio
Pero mas agradeciendo tener manos!.