lunes, 11 de enero de 2010

Yo pensaba que no era feliz.

Pensaba.

Porque, mientras la vida se mantuvo blandita, me amargaba por cuestiones tan pelotudas, que hoy hasta me parecen cómicas.


Odiaba a mi viejo, porque no me enseñaba a manejar. Odiaba el colegio, y a sus matones habituales. Odiaba a la sociedad. Me odiaba.


Entonces, mi vida era miserable.


Todo empezó a cambiar un viernes cuando, con mi vieja, mi hermana, y mi viejo, fuimos a Las Toninas, en pleno invierno, a compartir con mis abuelos un fin de semana en la casa que habían alquilado.

Aquel sábado por la mañana, al ver que no había absolutamente nadie en el pueblo, mi viejo me dijo algo inolvidable:

- ¿Queres ir a manejar?
- ¡Claro que sí!

Me miró unos segundos... y me dijo:

- Bueno, tomá la llave. Y te cuidado.


Me llevó unos 15 minutos poder llevar mis ojos nuevamente al tamaño normal.

Confianza. Amor. Inconsciencia tal vez. Si. No lo dijo entonces... pero así lo entendí.


Di vueltas por el pueblo dormido hasta cerca del mediodía. Ese mismo sábado por la tarde, mi abuela y mi vieja me pidieron que las lleve al centro. Imaginensé la sensación que me invadió entonces.


A partir de aquello (y de que dejaron de pagarme las consultas al dentista), empecé a sentirme tratado como un adulto. Y a actuar de acuerdo a esa sensación.


A los matones del colegio, ya no les tenía miedo. Me empecé a aceptar de a poco. Y aceptandome a mi mismo, comencé a comprender la sociedad a la que pertenecía.



Yo pensaba que no era feliz. Pero aprendí a ver que mi vida, mi infancia, y adolescencia, transcurrieron siempre con el apoyo de toda mi familia, con la presencia constante de mis viejos, con la complicidad para el delito de mi hermano, con la cercanía del corazón con mi hermana.


Y toda esa preparación previa, que yo creía que no había servido de nada, hoy me demuestra cuan valioso fue en ese y este tiempo.



Hoy, realmente me rodean las desgracias, el drama, la tristeza, y la muerte. Y yo, sigo sonriendo.


Porque, a pesar de que la vida parece ensañarse, me mantengo firme, erguido, haciendo frente a todo.

A veces, como es lógico, caigo un poco, a veces me exalto, pero sigo siempre ahí, dando pelea. Esa preparación me convirtió en una fortaleza de piedra, en una estructura fuerte.


Yo pensaba que no era feliz. Yo pensaba que no era bueno. Yo pensaba que no era atractivo. Yo pensaba que no era capaz...



Aprendí que uno no es feliz, que tiene que lograrlo.

Uno no es bueno, tiene que hacerse bueno.

Uno no es atractivo por lo que muestra, sino por lo que es.

Uno no nace capaz... es una cuestión de preparación previa.





Soy, si, tal vez el ser mas afortunado de la tierra. Y ese no es un descubrimiento tan simple de entender. Me llevó mas de 36 años.





Y como dicen las viejas de feria... "mejor tarde que nunca".

12 patadas en el orto:

Mona Loca dijo...

Gatienzo: qué bueno que POR FIN se dio cuenta de algo que a los ojos del resto es perfectamente evidente.
Pero hasta que no lo descubre uno mismo...¿No?

besos

Claudio G. Alvarez Tomasello dijo...

Me hiciste llorar, Gato. Así no vale.

Ceci dijo...

Claro que lo sos! Lo somos. Somos más fuertes y más felices de lo que nos animamos a pensar.
Y a seguir peleando, Gato. Vamos a subir esa montaña :)
Besos!

Arle dijo...

Comento solo porque no quiero ser del club de fan de esos dos nabos.

Aceptarnos y vernos como nos ven los demas es una tarea improba. Que bueno que UD. pudo, Gatito ! :D

Besos abrigados

Rocío dijo...

Oiga, no quiere ser mi gurú? Yo estoy a medio camino, pero hacia allí voy. Nos vemos cuando llegue!

ElFlaco dijo...

A veces querido amigo hay que estar mal pa componece, te lo dice alguien que le llevo un poco mas de tiempo que a vos darse cuenta de todo lo que tenia, de lo feliz que era y que encima me daba el lujo de boludear con eso.
Lo importante sin dudas es haberse dado cuenta y obrar en consecuencia.
Mis respetos.

Zeithgeist dijo...

En cuando te das cuenta q la felicidad depende de uno mismo, ahi nomas te cae la ficha tambien de que todo es consecuencia de TUS actos. Y ya no podes ehcarle la culpa a nadie de tus desgracias... Y tenes q hacerte cargo. Y.. todavía a mis 33 años, no decidí si enterarme de esto fue lo mejor o lo peor que me pasó.

Anónimo dijo...

hola gato.

me caí de la ventana.

y llegué.

no sé.

cosas.

yo aprendi a manejar igual, con un super torino de mi viejo....todavia no entiendo porqué lo vendió.

hoy sería mi coche, seguro.

mecachis!

Anónimo dijo...

Hola

Gabuchina dijo...

oiga don! muy sabias palabras, todos tenemos un click en la vida algunos mas trade q otros... hay muchos aspectos de la vida en q nos encontramos tan solos y nos terminamos reconociendo y reencontrando y asi podemos decir q nos conocemos, que sabemos quienes somos, y asiy de nunguna otra manera es posible cambiar el mundo..
saludeiros!!

Marta Alicia Pereyra Buffaz dijo...

¡La vida te apalea y uno aprende!

La autoestima da seguridad. Me alegro de que te hayas convertido en un gato domesticado y ronroneador.

Saluditos y suerte.

Anónimo dijo...

Y si te digo que se me pianto el lagrimon?
SH