miércoles, 22 de abril de 2009

Historias

(Cacto perteneciente a la colección de mi suegro. Para contrataciones, 0800 444 cacto)


... A veces, que a uno le toque "lo mejor de lo mejor" en la primera, no es tan bueno...


Había una chica, rubiecita ella, de contextura media. Se llamaba Karina (con "K" remarcaba siempre). La conocí un sábado en un boliche de la zona de San Martín.

Aquella noche charlamos bastante, y algo en ella me llamó poderosamente la atención: La cantidad de tipos que nombraba era inconcebible. Era imposible que con 19 años tuviera semejante historia. Y sin embargo...

En algún momento dejamos de hablar para rompernos las bocas a besos. Salimos a eso de las 5 del boliche.

- Tengo el auto acá en San Lorenzo - dije.

Siempre tuve buenos autos. Supongo que por haber empezado a trabajar apenas terminé el colegio. Ella lo miró y me sonrió.

- Que lindo... ¿es de tu papá?
- No... mio... ¿por?
- Porque sos muy chiquito - dijo ella con sarcasmo.
- No te creas... - dije respondiendo a su intención.

Subimos, y mientras llegaba a la Avenida General Paz, la charla se iba haciendo cada vez mas interesante. Tomaba un cariz netamente sexual. Y para que negarlo, yo estaba encantado.

Karina se jactaba de que los hombres jamás la olvidaban. Y supe porqué.

Fuimos a la bajada de la calle Alvear, en la costa norte del Río de la Plata. Me hizo estacionar en un lugar apartado, donde terminaban las vías del viejo tren costero del Mitre (hoy el glamoroso tren de la costa).

- Me gustas mucho - dijo ella mirándome fijo.
- Es que soy...

No me dió tiempo a decir alguna boludez. Me cerró la boca con un beso, mientras buscaba los botones del pantalón. Su habilidad para desabotonar era comparable al suave movimiento de las anguilas en el agua.

- Karina... todo bien, me encanta la idea, pero...
- Shhh... no quiero que me olvides gatito - dijo, y se adueñó de mi cañete.

Recliné el asiento al máximo, mientras ella hacia lo que (según me dijo durante el trayecto) mejor sabía hacer.

Era tan suave y delicada, como furiosa y cruel. Ella sabía que era mi primer oral, y parecía disfrutarlo mas aun. Jugaba como el gato maula con el pobre ratón, mientras yo deliraba, me estremecía, y también descubría algo que me llenaría de asombro: cuando el placer es extremo, se me adormece la boca. Al punto de no poder hablar.

- Kari - balbucee - estoy tan cerca...

Ella ni se inmutó ante el comentario. Intenté sacarla de ahí antes de acabar, pero ella se aferró aun mas a mi.

No me dejó descansar mas que unos minutos, para volver a atacarme. Esta vez, la respuesta fué un poco mas tardía, pero no por eso menos intensa. Yo no podía hablar con coherencia. Estaba en el mismo estado que cuando salía del dentista después de una masiva sesión anestésica.

- ¿Te gustó?
- abdaba ebleddedered bdabbadd...

Ella se rió y se reclinó al lado mio, mirándome fijo.

- Mirá lo que hiciste - dije por fin cuando dominé la lengua - me dejaste en ruinas.

Cuando pude dominar la boca (y las piernas), la llevé hasta su casa.

Aquella tarde de domingo nos volvimos a encontrar, pero esta vez, para ir a un hotel. Volvió a hacerlo, al principio, para ponerme en clima rápido. Y después...
... después fué como tantas otras veces... con otras personas. Mentiría si dijera que no fué una leve desilusión.
La misma mujer que me había masacrado la noche anterior, había desaparecido, dejando esta vez tras de si, un daño tremendo.
Pasaron los años. Unos cuantos.

Han intentado muchas veces satisfacerme de esa forma... pero no hay caso, no puedo disfrutarlo.
Siempre hay algo, alguna fricción, algún movimiento brusco... algo... algo que no se condice con aquella experiencia primera. Y he conocido a algunas que se autocatalogaban de "expertas", "artistas", etc etc... pero no. No hubo nada que hacer.

Con el tiempo, fui dejando de intentar. Y no hubo una sola oportunidad en que no maldijera a Karina.

Porque me convencí de que aquella primera vez, fué única, irrepetible e insuperable. Y de que, cada vez que me vuelvan a tocar, no sería mas que otra desilusión.

8 patadas en el orto:

Mona Loca dijo...

¿Quizas por haber sido tu primera vez?

Digo,como uqe con el tiempo se van cargando las cosas, no?

Igual, lo verdaderamente sorprendente es lo del adormecimiento de la boca!
No lo había escuchado nunca!!!

El gato vagabundo dijo...

Mona: La boca es uno de los puntos mas sensibles del cuerpo. Millones de terminales nerviosas estan ahi presentes. Igual que en el clitoris, igual que en los pezones, y el ano. Y agarresé con lo que le voy a decir: Creo que es posible tener un orgasmo en la boca... podría asegurarselo.

Ahi tiene. Vea.

Mona Loca dijo...

:-O

Nati Alabel dijo...

Es que fue la primera, nunca vas a poder encontrar una igual.

Ceci dijo...

Parece difícil con semejante primera vez. Pero quien te dice? En una de esas lo mejor está por venir :)

Y lo del adormecimiento de la boca es real! Conozco esa sensación de no poder hablar llegado ese momento, pero nunca le hubiera podido poner tan sabias palabras...

Laura dijo...

la primera vez es fuerte...en todo, a veces raya lo traumático como parece que te ocurre a vos con este tema. Pienso que a lo mejor requiere un proceso interno para desprenderte un poco de la fascinación, pero tambien creo que vale la pena intentarlo. Estoy más que convencida que lo vale, perderse ese placer no tiene ninguna lógica

Lu dijo...

"- Shhh... no quiero que me olvides gatito - dijo, y se adueñó de mi cañete."


Insuperable, jajaja.


Buenísima la anécdota gatito. Pero preparate, más de una se sentirá desafiada después de ésto... Marche un peteeeeeee!!!!! jajajaja.

Besotes!!!

El gato vagabundo dijo...

Challengers welcome!

Jajajajajaja!!!

Gracias a todas.